Este tipo de ejercicio puede mejorar la capacidad cardiorrespiratoria y la forma física neuromuscular de personas mayores.
Son muchos los beneficios que se han apuntado a la práctica del
fitness acuático y, en concreto, del aquagym. Numerosos estudios han
constatado que es una práctica excelente en muchos sentidos, y que puede
beneficiar tanto a las personas que buscan un poco de relajación como a
las que quieren fortalecer su masa muscular. Incluso favorece de forma
más intensa a quienes se someten a tratamientos de rehabilitación. Y en
personas mayores se ha comprobado que este tipo de ejercicio puede
acelerar el proceso de ponerse en forma.
La ejercitación
en el agua reúne las ventajas y los requisitos necesarios para poder
considerarla saludable. Su uso para fines recreativos y de
rehabilitación es ya histórico: Hipócrates usaba el agua para el
tratamiento de enfermedades ya en el año 460 a.C.; los romanos
utilizaban aguas frías o calientes con diferentes objetivos, y los
griegos popularizaron las caminatas en el agua. Desde entonces y en todo
el mundo se han ido desarrollando distintas prácticas de ejercicios
acuáticos con fines beneficiosos. En la actualidad, son varios los
estudios que corroboran que el ejercicio en el agua, concretamente el
aquagym, es de lo más adecuado.
Un estudio llevado a cabo en la Universidad Federal de Sao Paulo
(Brasil), publicado en la revista "Geriatrics Gerontologie
International", comparó las ventajas de ejercitarse en el agua o hacerlo
en tierra en personas mayores. Los resultados demostraron que el
aquagym es mucho más efectivo. En el estudio participaron mujeres sanas
mayores que mantenían una vida sedentaria, lo que permitió a los
investigadores una mayor precisión en los efectos.
Unas practicaron durante 12 semanas en el agua y otras, en tierra. Tras
este período, los datos de peso corporal, pulsaciones, poder aeróbico,
flexibilidad y elasticidad fueron muy parecidos entre los dos grupos.
Por el contrario, la capacidad cardiorrespiratoria y la forma física neuromuscular en las mujeres ancianas que habían llevado a cabo su plan de entrenamiento en el agua mejoraron de manera considerable.
El aquagym es un tipo de fitness acuático cuyos ejercicios se centran en
la tonificación muscular, en las repeticiones y en el trabajo con
diferentes materiales, como pesas o pelotas, entre otros. En esencia, el
aquagym trata de trasladar al medio acuático el trabajo físico que se
realiza en tierra aprovechando, eso sí, las posibilidades que aporta el
nuevo medio. Se suele llevar a cabo en piscinas
de poca profundidad (de 1,20 m a 1,50 m), aunque también puede
ejecutarse en otro tipo de piscinas. La temperatura más adecuada debe
oscilar entre los 28º C y los 31º C.
Con el aquagym se mejora la condición física general, ya que con sus
ejercicios se consigue una adaptabilidad a las diferentes técnicas de
natación. Además, permite una mejor recuperación de las lesiones, por lo
que está indicado para personas en procesos de rehabilitación. Se van
trabajando los diferentes grupos musculares de forma específica (con
movimientos repetidos entre 15 y 60 veces) y se alternan ejercicios de
la parte superior, media (oblicuos y abdominales) e inferior del cuerpo,
variando las diferentes partes durante toda la sesión.
Los alumnos pueden encontrarse en pie en el borde de la piscina o
permanecer a flote dentro del agua. El tipo de ejercicio que se realiza
puede ser: de bajo impacto, con deslizamientos suaves en el suelo y
manteniendo como mínimo un pie en el suelo; de alto impacto, con saltos y
pérdida de contacto con el suelo y proyección del cuerpo hacia arriba; y
sin impacto, que se corresponde con aquellos ejercicios en los que el
cuerpo se encuentra en flotación y sin tocar de pies en el suelo.
Beneficios generales y concretos
Son varias las ventajas que ofrece este fitness acuático frente a las
prácticas terrestres. Se trabajan todos los músculos, por lo que todo el
organismo se ve beneficiado por su práctica. Es precisamente por este
carácter integral que está indicado para todos. Además de los beneficios
para personas mayores, también se recomienda a aquéllas con problemas
de sobrepeso, en proceso de recuperación, con lesiones traumatológicas, con problemas de movilidad y estabilidad articular en rodillas, tobillos o para problemas de espalda en general. También es un ejercicio muy indicado para mujeres embarazadas.
La hipogravidez (escasez de gravedad) permite la disminución del impacto
del cuerpo con el suelo y, con esto, la tensión sobre las
articulaciones. Esta característica hace que los ejercicios en el agua
puedan ser más duraderos y frecuentes. También permite que personas con
movilidad reducida puedan beneficiarse de la liberación de peso que
aporta el agua. El beneficio psicológico en este sentido es indudable.
La presión hidrostática, que en un principio puede resultar incómoda por
las molestias respiratorias que provoca, mejora finalmente los músculos
respiratorios y la capacidad de ventilación. Facilita también la
posición del cuerpo en posición vertical, algo muy interesante para
personas que necesitan ayudas externas para mantener esta posición.
Asimismo, la lentitud de los movimientos que provoca la presión en el
agua permite detectar mucho antes, además, las caídas en estas personas.
El medio acuático está indicado también para personas que quieran
prevenir o tratar flebitis, ya que la presión hidrostática ayuda a
mejorar la circulación sanguínea.
La dificultad para moverse en el agua facilita el desarrollo de la
resistencia y tonificación muscular, que puede complementarse además con
la inclusión de complementos, como una pelota (que ayuda a adaptar el
cuerpo a las necesidades de cada persona, ofreciendo mayor o menor
resistencia) y, de la misma manera, mejora las cualidades y capacidades
físicas, como el acondicionamiento físico general, aeróbico y muscular.
Lógicamente, esta característica del agua la hace apropiada para
personas con osteoporosis, que verán reforzada su resistencia muscular.
El agua
aporta también equilibrio muscular y una mejor termorregulación. La
temperatura corporal es mucho más estable, lo que proporciona una mayor
comodidad y hace que la sesión de ejercicios sea más agradable.
Asimismo, el aquagym aporta relajación y tranquilidad a quien lo
práctica, sobre todo por el efecto sedante del agua tibia.
AQUAGYM EN EL EMBARAZO
Los cambios que sufre una mujer durante los nueve meses de gestación, como hinchazón de piernas, pies y tobillos, peso excesivo, varices o hemorroides,
pueden controlarse a través del ejercicio. Según concluyen diversas
investigaciones, uno de los que pueden aportar más beneficios es la
gimnasia acuática, de forma especial en la reducción del dolor lumbar.
Aunque la embarazada debe antes consultar con el médico si es adecuado o
no para ella realizar este tipo de ejercicio, lo cierto es que el
aquagym relaja, ayuda a gastar las calorías excesivas, mejora la
circulación y hace que la mujer no sienta tanto el peso de la barriga.
Si se llevan a cabo este tipo de ejercicios, siempre conducidos por
profesionales especializados, es recomendable hacerlo desde el quinto
mes de embarazo. Durante la clase se recomienda realizar movimientos
generales y paseos en el agua, así como ejercicios para tonificar las
extremidades. Cabe destacar que los especialistas aconsejan la práctica
de ejercicio adaptado al período de embarazo y al estado físico de la
mujer embarazada, así como otorgar unos minutos a las técnicas de
respiración y relajación.
Fuente: Eroski consumer.